jueves, 19 de marzo de 2009

En la derrota: firmeza; En la victoria: generosidad; En la paz: buena voluntad

Me hago eco de las palabras del ex presidente Kirchner: "El 28 de junio se decide entre quienes apuestan a consolidar la gobernabilidad y un modelo de país, y aquellos que creen que pueden dar marcha atrás. Esos, que se hagan cargo de lo que están haciendo, parece que nacieron para boicotear"(La Nación, 18/3). Palabras fuertes, pero no tan ciertas.

El marco de la cuestión es el proyecto de adelantamiento de las elecciones legislativas de octubre de 2009.

Pareciera que el plan del oficialismo, astuto, es evitar las elecciones legislativas, tal vez, en su peor momento, octubre. Son muy ciertos, y preocupantes, los dichos de la Presidente con respecto al semestre que se nos avecina.

El análisis político es el que debe primar en estos casos, ya que los circuitos legales son cumplidos, más claro, no hay nada de ilegal en mandar el proyecto al Congreso. Lo sucio aquí es el “método Kirchner” de decidir todo de manea unipersonal y llevarlo a cabo a las apuradas.

Lo más llamativo en esas palabras son los conceptos de gobernabilidad y modelo de país. Con respecto a este último solo tengo por decir que no se remite solo a capitalismo vs. Intervencionismo. Ese es un análisis peligrosamente reduccionista.

El concepto de gobernabilidad se sustenta en los siguientes pilares, no excluyentes: Consenso en democracia, vigencia de la República (es decir, respeto a las reglas de juego y a las estructuras del régimen, legalidad), legitimidad, capacidad coercitiva estatal, estabilidad económica y social, poliarquía (diferenciándola de la democracia en el sentido Toquevilleano) y desarrollo.

Estas no solo son palabras y conceptualizaciones sacadas de una papelera, sino que todas alientan la gobernabilidad, es decir, en mi visión, la posibilidad de políticas públicas.

No creo estar errado si entiendo que gobernabilidad para los Kirchner es concentración de poder, sumisión y genuflexión, y un sistema bien aceitado de premios y castigos.

Cuando Kirchner habla de gobernabilidad habla de hegemonía, y el adelantamiento de las elecciones son un grito desesperado por mantener el resto que les queda. Así ha sido la lógica de poder de la pareja presidencial, todo se resume al aumento o mantenimiento del poder.

Aclaremos que en política esa lógica no es extraña a las circunstancias, pero no a cualquier costo. Tal vez lo más peligroso de esta movida es lo que está en juego luego de las elecciones.

La actitud de los actores políticos del oficialismo ha sido caracterizar estas elecciones como un plebiscito a su mandato (tal vez a esto se refiera Kirchner con su idea de gobernabilidad), más allá de las diferencias entre legislativas y esa modalidad de consulta popular, es muy peligroso que una derrota sea entendida como el fin de un gobierno. No queremos que las palabras de Persico sean proféticas, todo lo contrario. Ese sería el peor escenario.

Por último, la gran pelea será librada en el conurbano bonaerense, tierra de pobreza e indigencia, siempre funcional a los aparatos de poder que no escatiman recursos en hacer depender esa población de la generosidad del Gobierno. Las arcas del Estado no sufrirán una sequía importante, al menos hasta junio (fecha de las elecciones) ya que por ejemplo, entre abril y mayo se ejecutan ganancias, pero no será igual el panorama en octubre donde los recursos escaseen, y los que más lo sentirán serán las poblaciones más vulnerables, generalmente dependientes de transferencias del Estado.

Será interesante ver: a la, o las, oposiciones reagruparse y renegociar alianzas de forma expedita; al campo transitar el camino de grupo de presión a opción electoral real; el impacto en nuestra economía real de la crisis global; y como se desarrolla la cuestión de la seguridad, siempre magnificada por los medios de comunicación.

Esperamos que las elecciones se desarrollen en paz (que lamentable es tener que desear esto en una Argentina que supuestamente ha “cambiado”). Esperemos que la continuidad del gobierno no quede sujeta a los designios esquizofrénicos del príncipe, que más sabe de inmobiliarias que de institucionalidad. Esperemos seriedad en el trato de cosas muy serias.

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